Ayer como hoy no resulta sencillo cifrar en palabras humanas la experiencia de lo divino. Precisamente por eso, los escritores sagrados constantemente recurren a imágenes ilustrativas que quieren acercarnos a esta experiencia. Los relatos de este domingo de Pentecostés, tanto la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles (2,1-11), como el evangelio tomado de Juan (20, 19-23), más allá de las imágenes, pretenden evidenciar que el Señor cumple sus promesas.

Leídos los textos en esta clave, podremos identificar como en el relato de pentecostés el descenso del Espíritu, es el cumplimiento de una promesa recurrente en Antiguo Testamento; Dios enviaría su Espíritu sobre el nuevo Israel. Ahora queda aún más claro que no se trata de que Dios prefiera unos pueblos sobre otros, y que la elección de aquél pueblo de Israel es la prefiguración de la elección definitiva del pueblo de Dios, donde no hay distinciones raciales que valgan, no hay supremacías vigentes que permitan a algún pueblo reclamar derechos de superioridad en nombre de Dios: «todos les oímos hablar en nuestra lengua las maravillas de Dios» (Hch 2,11). Es decir, el plan de salvación al fin ha quedado al descubierto, todos son capaces de escuchar las maravillas de Dios, el Espíritu ha inaugurada esta etapa definitiva de la salvación.

El evangelio también puede ser leído en esa clave del cumplimiento de las promesas del Señor. Si Jesús había dicho: «Volveré a estar con ustedes»(Jn 14,18), el relato corrobora: «se presentó en medio de ellos»(Jn 20,19). Jesús les anunció: «Les enviaré el Espíritu»(Jn 14,26), «y tendrán paz»(Jn 16,33), en el relato leemos: «la paz con ustedes… y reciban el Espíritu Santo»(20,21ss). Se pudiesen constatar otros ejemplos, pero ya con estos podemos deducir que tanto para san Lucas como para san Juan, es importante que tengamos presente que Jesús, el Señor, ha cumplido cuanto ha prometido, nuestro Dios es un Dios que cumple sus promesas. A la luz de estos textos podemos preguntarnos:

¿En qué momento de nuestra vida estábamos cuando nos reencontramos con el Señor?

¿Cuál fue la promesa o las promesas de Dios que hicieron que nos acercáramos a su Iglesia y acogiéramos su proyecto de salvación?

¿Vemos realizada en nuestra vida esa promesa de Dios o no hemos permitido al Espíritu que actúe en nosotros?

Queridos hermanos, Dios continúa siendo fiel.

W. Roiz. 23 de mayo de 2021