Por: Bryson Varela.

María Romero Meneses nace en 1902, en Granada de Nicaragua, en Centroamérica. Tanto la familia paterna como la materna son de origen español y cuentan en el árbol genealógico con hombres ilustres que desde el siglo pasado, han ido marcando las etapas de la historia de la Republica de Nicaragua, ella se convirtió en una de las mujeres más importantes a nivel centroamericano y fue declarada beata por el Papa San Juan Pablo II

Orientada en familia hacia los estudios artísticos, pronto revela su talento para la música y la pintura. A los doce años, en el colegio de las Hijas de María Auxiliadora, recién llegadas a su ciudad, empieza a conocer a don Bosco: congenia inmediatamente con la figura del gran apóstol de la juventud, en quien encuentra como la encarnación de los ideales que vibran en su espíritu, primero de manera genérica y vaga y luego cada vez más claramente y con mayor capacidad de entusiasmarla.

En 1912 recibe su primera comunión, lo hace de una manera amorosa, llena de deseo por recibir a Jesús. En 1914, a los 12 años, Maria Romero comienza a frecuentar el colegio como alumna externa. Pero una fiebre neumática la tiene clavada en el lecho durante casi todo el curso escolar . Su amiga Adela va a verla de vez en cuando y la encuentra siempre serena, en la oración hasta que logró recuperarse.

El 8 de octubre de 1915 entra a formar parte de un grupo de compromiso, las Hijas de Maria Auxiliadora, ella era muy devota de esta advocación y le llevaba siempre en alguna oración pidiendo por su familia y los más necesitados. Para quienes las virtudes de la virgen son el punto de referencia de la vida espiritual y del comportamiento moral.

 A inicios de 1920, a los 18 años de edad, María Romero parte hacia El Salvador al Instituto de las FMA, para iniciar su noviciado. El 19 de marzo de ese mismo año, recibe la esclavina negra e inicia con el uso del hábito negro que la caracterizó durante todo el resto de su vida. El 16 de enero de 1921, recibe el hábito religioso de las Hermanas de María Auxiliadora, por lo que pasa a llamarse formalmente Sor María Romero.

Habilidades Artísticas de Sor María Romero

Durante sus años en el noviciado se destaca por sus habilidades en la música, especialmente el piano, por lo que se le confió la responsabilidad de profesora de música y directora del coro. El 6 de enero de 1923 emitió los Votos Temporales de pobreza, castidad y obediencia que requería el proceso de noviciado. Al terminar el noviciado en la ciudad de San Salvador se desempeña como asistente de las aspirantes, postulantes y novicias.

En 1922, estando en El Salvador, tiene su primera experiencia mística al oir la voz de Jesús. 24 de mayo de 1924, Sor María regresa a Nicaragua para dar clases de música en el colegio María Auxiliadora de Granada, donde trabajó durante 7 años consecutivos.

 Durante esos años se desempeñó además como asistente de las alumnas internas e impartiendo clases de piano, canto, dibujo, pintura y mecanografía. Sor María acostumbraba a apuntar en un bloc de notas que llevaba consigo desde 1924, ciertos sentimientos, frases y pensamientos de muchos autores religiosos como San Juan de la Cruz , Santa Catalina de Siena, San Agustín, Santa Teresa de Jesús, etc.

Votos perpetuos y ayuda a los más necesitados

El 6 de Enero de 1929, en el colegio María auxiliadora de Granada, Sor María pronuncia sus Votos Perpetuos. Cuenta que ella había sembrado unas plantitas de lirios alrededor de la gruta de la Virgen se encuentra en el patio del colegio, pero que nunca habían florecido, y le pedía constantemente a la Virgen que floreciera alguna para el día de que le tocara pronunciar sus votos perpetuos, como señal de que sería una buena religiosa. Resulta que ese mismo día, la gruta estaba rodeada de flores blancas.

En 1931, la congregación la envió a San José, Costa Rica, donde durante 46 años se dedicó a servir a los necesitados.

Entre sus obras sociales y espirituales más importantes en Costa Rica está la creación de la Casa María Auxiliadora, un hogar que alberga a personas que necesitan consuelo y que incluye una clínica para personas pobres sin seguro social y una escuela para niños de la calle; Consultorio Médico María Auxiliadora, Laicos Comprometidos con su Fe, Oratorios, Entronización de los cuadros del Corazón de Jesús y María Auxiliadora.

Sor María Romero presentó durante su vida varios dones propios de los santos como son: Bilocaciones (estar en dos lugares distintos a la vez), levitaciones (elevarse del suelo mientras oraba), premonición, veía y hablaba con la Virgen, sanaciones y el agua milagrosa.

Predicciones Milagrosas

Sor María Romero predijo el terremoto de 1972 en Managua, lo que se comprueba en una carta que le envía al poeta nicaragüense Pablo Antonio Cuadra y que es publicada por la escritora Mercedes Gordillo en la cuarta edición de su libro sobre Sor María Romero.

 También se asegura que predijo las guerras subsiguientes al decir que la sangre que se derramaría en el terremoto sería poca en comparación a la que se derramaría posteriormente.

Cuando Sor María fue a Loreto, Italia trajo unas campanitas y decía que había que sonarlas para invocar el auxilio de la Virgen. Desde entonces, las campanitas se identifican con Sor María Romero y ya existen relatos de que han producido milagros.


Fallecimiento y sepultura de Sor María Romero

 En 1977, estando en Costa Rica, había expresado a su superiora que se sentía cansada, por lo que planea con sus hermanas reunirse en Nicaragua como parte de unas vacaciones. El 2 de julio, Sor María parte hacia su país natal.

Su hermana Pastora alquila una casa en el balneario de las Peñitas, del departamento de León. El 7 de julio, estando en la casa de veraneo a orilla de la playa, Sor María expresó: “¡Oh, yo veo a Dios en cada gota de este mar! Qué bonito debe ser morir ante el mar!” Después de haber dicho esto, Sor María siguió las recomendaciones de su hermana Pastora de irse a descansar a su cuarto. Momentos más tarde, cuando sus hermanas estaban listas para ir a Misa en la Catedral de León, éstas se sorprendieron que Sor María no salía de su cuarto, por lo que fueron a llamarla encontrándola muerta en el suelo cerca del lavamanos. Sor María Romero había fallecido de un infarto al corazón.

Al día siguiente, sus restos fueron trasladados a la ciudad de Granada, donde la esperaban todos sus familiares, amigos, conocidos y autoridades. Se dice que poco antes de morir, Sor María Romero había confesado a un pariente su deseo de ser enterrada junto a sus hermanas que le habían ayudado a desarrollar sus obras en Costa Rica. Por lo que, el sábado 9 de julio de 1977, los restos mortales de Sor María Romero fueron trasladados a Costa Rica y enterrado en el cementerio general. En 1989 se procedió a la exhumación de los restos de Sor María y fueron depositados en la Casa de la Virgen, al Lado de la capilla, conocido ahora como Mausoleo de Sor María Romero.


Testimonios de fe

La señora Angélica Lacayo de Managua, devota de Sor María Romero, expresó que le tiene mucha fe, porque ella perdió su cornea en uno de sus ojos, y le pidió a Sor María Romero para que intercediera por ella, y así fue, en una operación.

Sin embargo, este mismo problema le apareció en el otro ojo, por lo que asegura que ya puso en las manos de Sor María su intervención ante el Padre Santísimo y la Virgen María. “De una foto le recorté mi ojo y se lo puse ahí… en los milagros, esperando que arregle mi otro ojo, por eso yo creo en Sor María, en María Auxiliadora y en el Santísimo Sacramento del Altar”.

Beatificación de Sor María

La apertura del proceso Diocesano de Sor María Romero se dio el 18 de noviembre de 1988. Durante los años 1988 y 1992, se llevan a cabo las sesiones declaratorias de los testigos citados por el Tribunal de la causa de Canonización, teniendo como sede del Tribunal la Casa Provincial de las FMA en San José. Los testigos llamados a dar testimonio de la fama de santidad de Sor María Romero fueron 50, y seis testigos de oficio.

El tribunal realizó 90 sesiones. Se efectuaron, además, 40 sesiones de estudio de documentos relativos a la Sierva de Dios, presentados por el Vice Postulador para ser incluidos en el proceso.

Fue declarada Venerable por el papa Juan Pablo II el 18 de diciembre del año 2000 y el 14 de abril de 2002, el papa Juan Pablo II la proclamó Beata, siendo la segunda mujer centroamericana a la que se otorga dicho reconocimiento por parte de la Iglesia católica