En la biblia, como en cualquier escrito, se encuentran muchas figuras literarias en las que los escritores sagrados cifraron algunos mensajes, algunas quizás pudieron resultar muy claras a los contemporáneos de los escritores, pero con el pasar de los años puede que surjan mayores dificultades. Tanto la primera lectura de este domingo (Ez 17,22-24), como el evangelio, justamente reflejan ejemplos del uso de figuras literarias.

En la primera lectura se trata de la última parte de una alegoría llamada del águila y el cedro, que abarca todo el capítulo diecisiete. Quiere dejar en evidencia como los reyes de Israel erraron al no obedecer a Dios, sino a presuntas seguridades políticas, al punto de convertirse en caricaturas humanas a merced de los dos grandes imperios de turno: babilónico y egipcio. Así, la conclusión que hace el escritor sagrado en la primera lectura de hoy es, que a pesar de los errores humanos, Dios continuará fiel a su promesa y él mismo será quién restablezca la dinastía davídica y no un ningún rey desde las perspectivas meramente humanas.

 Aunque parezca ausente y no se someta a los tiempos humanos Dios no ha abandonado a su pueblo.

En evangelio (Mc 4,26-34) con las parábolas de la semilla y el grano de mostaza, enlaza esta misma idea. Los cristianos, que somos el nuevo pueblo de la alianza, estamos llamados a poner una parte en la construcción del reino de Dios, tenemos como bautizados misiones específicas y debemos ir sembrando esa pequeña semilla del reino con toda nuestra vida, aun cuando diese la impresión de que no sirve para nada, de que no se ven frutos en nuestra vida personal. Aun cuando aparentemente nada mejore en nuestra familia, en nuestro grupo parroquial, en nuestro país. Es justamente allí cuando Dios nos recuerda que no es por nuestras propias fuerzas que crecerá esa pequeña semilla y se desarrollará, sino que es Él quien la hace crecer. Así como es Él también dueño último de la historia y del tiempo.

No nos desesperemos, continuemos luchando en un silencio actuante que construye, confiados en que es Dios quien logrará eso que humanamente parece imposible. Dios no revoca sus promesas Él es siempre fiel.  W. Roiz 13 de junio de 2021